martes, 1 de noviembre de 2011
viernes, 9 de septiembre de 2011
Las mujeres pumas triunfan
Por: NORMA GUTIÉRREZ FLORES
Integrantes de la comunidad científica y académica, así como compañeras universitarias de todo el país, celebramos con gusto el triunfo de las compañeras de la Universidad Nacional Autónoma de México que lograron la cancelación del contrato de un catedrático e investigador del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM acusado por una alumna de abusos, acoso y maltrato. La resolución del abogado general de la casa de estudios fue dada a conocer en el Consejo Técnico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y en ella se establece que se le cancela también toda relación con la institución educativa.
El caso Noyola ha dado vueltas por la web entre felicitaciones y manifestaciones de solidaridad y apoyo a quienes impulsaron esta lucha, por lo que la consigna a seguir es “ni un caso de acoso-abuso sexual más en la UNAM –ni en ninguna universidad, ni centro laboral–. ¡Fuera hostigadores!”, pues como dice la doctora Gloria Careaga Pérez, profesora de la Facultad de Psicología UNAM: “Nadie está protegido si todos no lo están”.
jueves, 18 de agosto de 2011
Historia de una denuncia de hostigamiento en la UNAM: el logro de un reclamo por justicia.
La valiente denuncia de Marcela Lagos en contra de la violencia, abuso y hostigamiento que ejerció en contra de ella el catedrático de la UNAM Arturo Noyola Robles, y su desafío a las autoridades universitarias para exigir justicia, ha dado pie a la fundación y organización de un nuevo movimiento feminista universitario, movimiento que ha logrado que se visibilice la violencia que existe hacia las mujeres dentro de las universidades y que se castigue institucionalmente al agresor de Lagos. Además, seguirá trabajando para lograr el bienestar y la seguridad de las mujeres universitarias.
Lagos vivió una tormentosa relación con Noyola, ex profesor de la Licenciatura de Letras y Literatura Hispánicas, quien abusó de su poder como hombre y como catedrático para violentar a Lagos mediante golpes, insultos, amenazas, intimidaciones y, finalmente, mediante hostigamiento académico con el propósito de que Lagos no concluyera con su proceso de titulación. El argumento que daba este profesor para justificar su violencia es que Lagos le robó el tema de su tesis. Sin embargo, ella desmiente esta aseveración y da pruebas contundentes que evidencian que el verdadero motivo del hostigamiento es personal.
El pasado 24 de junio, mediante una carta dirigida a las autoridades de la UNAM, Marcela Lagos narra su historia con el violento profesor y hace la denuncia para exponer las verdaderas razones detrás de los empeñados esfuerzos de Noyola para impedir que se titule. Desde inicios de su relación y hasta después de que concluyó, Noyola la ha violentado física y psicológicamente. Lagos relata: “El 19 de enero de 2008 por la mañana, me jaló el cabello, me pateó, me cacheteó y me escupió porque la noche anterior, durante una cena que organizó con unos amigos suyos, bailé durante un tiempo prolongado con uno de ellos.” Ese día Lagos logró escapar. Pero al día siguiente, cuando ella regresó a la casa de su agresor con la esperanza de hablar y arreglar el problema, al cerrar la puerta tras de ella, le dijo: “Todo está cerrado por si intentas escapar. No podrás. Te daré lo que te mereces por puta.” Ese día la golpeó brutalmente, la violentó sexualmente y amenazó con matarla. Al día siguiente Lagos levantó una averiguación previa en una Agencia del Ministerio Público de Coyoacán. Sin embargo, esta denuncia jamás concluyó en el castigo al agresor y tiempo después, a petición de Noyola, Lagos retiró la demanda.
Siguieron con una relación más tormentosa y violenta que amorosa, durante el cual se separaron y reconciliaron en numerosas ocasiones. Al respecto Lagos dice: “Mi vida al lado del profesor Arturo Noyola fue verdaderamente un infierno y lo siguió siendo hasta hace pocas semanas debido a su permanente abuso psicológico. Comprendo que es difícil para la gente que no está dentro del círculo de violencia entender cómo es que una mujer permanece en una relación en la que sufre insultos, amenazas, menosprecio, humillaciones, vejaciones, golpes y absoluta negación de su ser. Yo misma no lo entendía antes de lo que sufrí. […] Hasta hace algunos días todavía quedaba en mí restos de culpabilidad sobre la conducta violenta que el profesor Arturo Noyola tuvo conmigo, sin embargo, saber que no he sido la única alumna que ha salido con él y que ha sufrido de su maltrato, me ha ayudado un poco en el proceso para liberarme del peso que cargaba sobre mí al sentirme responsable de su proceder cruel e implacable.” Se conoce que Noyola ha sostenido relaciones sexuales y sentimentales con sus alumnas desde hace más de 20 años y, por sus propias palabras registradas en un correo electrónico que le dirige a Lagos, piensa seguir seduciendo, o mejor dicho, acosando a sus alumnas.
Ante las constantes amenazas e intimidaciones que Noyola continuaba dirigiéndole a ella y a los profesores a los que se acercaba para pedir que la asesoraran, Lagos tomó la valiente decisión de alzar la voz, denunciarlo por hostigamiento académico y exigir un alto a la violencia que sufría. El Consejo Técnico del Colegio de Letras le dio como respuesta la suspensión de Noyola por un semestre como medida precautoria mientras se investigaba su caso. Además, su carta fue dirigida, entre otras personas, al Rector José Narro Robles, a la Presidenta de la Comisión de Equidad de Género del Consejo Universitario, la Dra. Rosalba Casas Guerrero, y al Defensor de los Derechos Universitarios de la UNAM, el Dr. Leoncio Lara Sáenz. Durante las primeras semanas después de su denuncia, Lagos no recibió respuesta de ninguna de las instancias a las que había acudido. Cuando solicitó asesoría jurídica en la UNAM, el Director de Asuntos Jurídicos, Alejandro Fernández Varela, dispuso su caso para ser atendido por dos abogados de esta dirección. Éstos, a su vez, fueron de muy poca ayuda al quererla convencer de que no hiciera pública la denuncia y al desmotivarla diciéndole que era muy difícil lograr cualquier resolución a su favor dado que si levantaba una denuncia penal muy difícilmente la ganaría. Ante esta lamentable respuesta, Lagos se dirigió al Instituto Nacional de las Mujeres donde fue canalizada al Centro de Apoyo Sociojurídico a Víctimas de Delito Violento (ADEVI) de la PGJDF. En esta instancia del Gobierno del Distrito Federal, el Subdirector Jurídico Lucio Osornio Camacho le ofreció tratamiento psicológico, asesoría legal y el servicio de patrullaje policial alrededor de su casa.
Marcela Lagos no se quedó satisfecha e hizo pública su carta de denuncia mediante correo electrónico a todos los contactos que poseía dentro de la UNAM. Fue así como su carta llegó a las integrantes de las colectivas feministas Alí somos todas, Mujeres Universitarias en Auto reflexión Feminista y del Grupo Interdisciplinario Feminista, quienes inmediatamente se pusieron en contacto con Lagos para ofrecerle su respaldo y apoyo. A partir de las acciones conjuntas que organizaron para apoyar a Lagos y exigir que se le hiciera justicia, estas colectivas feministas conformaron la Red No Están Solas. Ante las insatisfactorias respuestas de las autoridades de la UNAM, esta red de organizaciones estudiantiles pertenecientes a la UNAM y la UAM redactó un Pronunciamiento Público en contra de toda manifestación de violencia dentro del espacio universitario y se solidarizaron con quienes tuvieron el valor de denunciar el hostigamiento académico y la violencia del catedrático Noyola, además de que exigían su expulsión de la Universidad. Comenzaron a divulgar el pronunciamiento público mediante las redes sociales y los pasillos de las universidades.El 10 de agosto pasado organizaron un evento de denuncia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, un skratch, en el cual las alumnas inconformes se manifestaron vestidas de negro y con el rostro cubierto con paliacates y antifaces morados, sosteniendo una manta con las consignas “¡Basta de violencia hacia las mujeres en las Universidades! ¡Fuera Agresores Sexuales! ¡Castigo a Arturo Noyola!”. A su paso pegaban carteles que contenían la denuncia y la fotografía del profesor. Caminaron en silencio con un altavoz mediante el cual emitían una grabación con la lectura de un Pronunciamiento Público entrecortado con pedazos de las grabaciones de llamadas telefónicas donde Arturo Noyola agrede verbalmente a Lagos.
Finalmente, Lagos acudió con la Secretaria de Equidad de Género del Programa Universitario del Estudios de Género, la Mtra. Ana Buquet, quien le ofreció su apoyo para ejercer presión para que las autoridades de la UNAM dieran respuesta a la denuncia. Ana Buquet señaló que hay un vacío institucional para proteger a las alumnas y mujeres que trabajan en la UNAM, ya que no existen los canales adecuados para tratar la violencia y el hostigamiento dentro de la Universidad.
Tras el ejemplo de Marcela Lagos, otras mujeres se han atrevido a denunciar a Arturo Noyola por hostigamiento sexual. Ahora se sabe que hace poco tiempo golpeó a otra alumna, hostigó a otras alumnas de manera verbal y salió a la luz el caso de una relación violenta que sostuvo con una alumna suya desde hace alrededor de 20 años.
El viernes 12 de agosto la Dirección General de Asuntos Jurídicos de la UNAM tomó la decisión jurídica de rescindirle el contrato a Arturo Noyola en toda instancia de la Universidad. Al martes siguiente les dieron a conocer el fallo a Lagos y a Noyola. Este último reaccionó enviando un correo de intimidación donde de nuevo insultaba a Lagos y la difamaba, con lenguaje clasista y misógino, para pedir solidaridad a su alumnado. Las colectivas feministas ven en Arturo Noyola a un potencial feminicida, por lo que no bajan la guardia.
Se piensa que la pronta respuesta de las autoridades de la UNAM fue motivada por la presión social e institucional que se ejerció para visibilizar el caso de Lagos, donde mujeres estudiantes y académicas se unieron para demandar una respuesta y exigir que se haga justicia. Queda la duda si se hubiera podido resolver el caso a favor de Lagos sin este esfuerzo organizado por parte de las estudiantes. Ahora que se sabe del fallo de la UNAM a favor de Lagos, las colectivas feministas y la propia Lagos han manifestado su agradecimiento hacia las autoridades de la UNAM y de las instancias académicas de la Facultad de Filosofía y Letras y del PUEG que posibilitaron esta resolución.
El hecho de visibilizar este caso de violencia hacia las mujeres en la Universidad, ha impulsado a que muchas otras personas -mujeres, estudiantes, trabajadoras, homosexuales y lesbianas- hablen acerca de los abusos, violencia, y discriminación que sufren dentro de los recintos universitarios, no sólo de la Universidad Nacional, sino de muchas otras Universidades del país. El fallo a favor de Lagos es ya un triunfo que muestra que es posible el castigo a los agresores, pero aún falta que las Universidades revisen sus códigos jurídicos e implementen los medios para que las denuncias puedan ser atendidas e investigadas con verdadera preocupación por las víctimas y con la seguridad de impartir justicia. El caso de Marcela Lagos muestra que la frase “la unión hace la fuerza” es certera y que es posible asegurar mejores condiciones para las mujeres universitarias al denunciar y hacer públicos los casos de violencia y acoso. Su historia ha abierto brecha para reconocer que las mujeres universitarias no están solas y que es posible satisfacer sus reclamos de justicia.
Exigiendo justicia en la UNAM. Porque lo personal es político.
El 1º de Agosto de este año comenzó a circular en el Internet y el medio académico de la UNAM un pronunciamiento público emitido por estudiantes y profesoras de la UNAM y de la UAM, y por las colectivas feministas Alí somos todas, No están solas y Grupo Interdisciplinario Feminista. Dirigido a los altos mandos de la UNAM, desde el Rector José Narro Robles hasta la Coordinadora del Colegio de Letras Hispánicas, Marcela Palma Basualdo, y a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal y la Comisión Nacional, la carta se pronuncia en contra de toda manifestación de violencia dentro del espacio universitario y se solidariza con quienes tuvieron el valor de denunciar el hostigamiento académico y la violencia del catedrático Arturo Noyola Robles, profesor que imparte la asignatura de Literatura Mexicana del siglo XIX en la licenciatura en Lenguas y Literaturas Hispanas de la UNAM.
Una alumna de esta carrera, Marcela Lagos Ángeles, denunció ante las autoridades de la UNAM el pasado 24 de junio, con lujo de detalle y respaldo en evidencias audiovisuales, la violencia que ejerció contra ella y durante un lapso de alrededor de tres años el Lic. Arturo Noyola, con quien mantuvo una relación de noviazgo. Arturo Noyola se ha empeñado en hostigarla académicamente, respaldándose –según él- en su amistad con la Dra. Marcela Palma y el Dr. José Rubén Romero, para que no pueda lograr titularse ni encontrar quién le asesore su tesis. Su argumento es que Lagos le ha robado el tema de su tesis, argumento que no tiene fundamento académico y que, por el contrario, muestra su poco conocimiento de lo que implica la labor docente, que debe facilitar temas de investigación al alumnado, esto es, compartir y difundir el conocimiento. Noyola logró impedir que Lagos fuera asesorada por el Dr. Pablo Mora mediante intimidaciones dirigidas a ambos. El día en que ella fue a entrevistarse con el Dr. Mora, Noyola le escribió: “Sígase usted poniendo blusas como ésa que se puso para venir a ver a Pablo Mora, para que se le vieran esas tetotas en una tela pegadita. Es usted tan primaria, tan elemental, tan obvia.” Así, es evidente que el motivo de Noyola para entorpecer el proceso de titulación de su ex alumna y ex pareja, al usar su poder como docente y sus privilegiadas relaciones dentro de la Facultad de Filosofía y Letras, es de índole personal.
Desde inicios de su relación y hasta después de que concluyó, Noyola la ha violentado física y psicológicamente. Lagos relata: “El 19 de enero de 2008 por la mañana, me jaló el cabello, me pateó, me cacheteó y me escupió porque la noche anterior, durante una cena que organizó con unos amigos suyos, bailé durante un tiempo prolongado con uno de ellos.” Ese día Lagos logró escapar. Pero al día siguiente, cuando ella regresó a la casa de su agresor con la esperanza de hablar y arreglar el problema, al cerrar la puerta tras de ella, le dijo: “Todo está cerrado por si intentas escapar. No podrás. Te daré lo que te mereces por puta.” Ese día la golpeó brutalmente, la violentó sexualmente y amenazó con matarla. Al día siguiente Lagos levantó una averiguación previa en una Agencia del Ministerio Público de Coyoacán. Sin embargo, esta denuncia jamás concluyó en el castigo al agresor y tiempo después, a petición de Noyola, Lagos retiró la demanda. Siguieron con una relación más tormentosa y violenta que amorosa, durante el cual se separaron y reconciliaron en numerosas ocasiones. Al respecto Lagos dice: “Mi vida al lado del profesor Arturo Noyola fue verdaderamente un infierno y lo siguió siendo hasta hace pocas semanas debido a su permanente abuso psicológico. Comprendo que es difícil para la gente que no está dentro del círculo de violencia entender cómo es que una mujer permanece en una relación en la que sufre insultos, amenazas, menosprecio, humillaciones, vejaciones, golpes y absoluta negación de su ser. Yo misma no lo entendía antes de lo que sufrí. […] Hasta hace algunos días todavía quedaba en mí restos de culpabilidad sobre la conducta violenta que el profesor Arturo Noyola tuvo conmigo, sin embargo, saber que no he sido la única alumna que ha salido con él y que ha sufrido de su maltrato, me ha ayudado un poco en el proceso para liberarme del peso que cargaba sobre mí al sentirme responsable de su proceder cruel e implacable.”
Se conoce que Noyola ha sostenido relaciones sexuales y sentimentales con sus alumnas desde hace más de 20 años. Y, por sus propias palabras, piensa seguir seduciendo, o mejor dicho, acosando a sus alumnas. En un correo que le escribió a Lagos en diciembre del 2010, Noyola dice: “E iré con mis alumnas al centro. Y algunas después vendrán a mi casa a tomar una copa. Y verán el piano. Y verán mi guitarra. Y preguntarán. Y sabrán mi relación imposible con ambos instrumentos. Y verán mis discos. Y escucharán mi música. Y sentirán algo especial. Sentirán que conocieron a alguien especial. Una pequeña ramita verde empezará a florecer en el corazón de alguna… sólo necesito ser yo… así como usted sólo necesita ser usted… Pobre criada hija de criados, pobretona, sin clase, nacota, nalgapronta, chegueveresca… La Calzones Lagos Ángeles vive…”
Leyendo el testimonio de Marcela Lagos, escuchando los audios de las conversaciones telefónicas que mantuvo con el profesor Noyola y leyendo los correos electrónicos que éste le envía a su ex alumna y ex pareja, es innegable que Arturo Noyola no sólo es un hombre violento, sino que además es justo y necesario exigir el castigo que se merece por los crímenes que ha cometido.
Algunos comentarios que se han suscitado al respecto de la denuncia de la pasante de la UNAM en los medios electrónicos (Véase: http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=750725 y http://www.vanguardia.com.mx/alumnadelaunamacusaaprofesordegolpearla;tenianunarelacion-1039489.html) transparentan el sentido común de las personas que no entienden cómo las relaciones de poder en las que estamos insertas las mujeres en esta sociedad son, por lo general, relaciones no sólo sexuadas sino también violentas. En pocas palabras, transparentan el sentido común de quienes no saben qué es la violencia hacia las mujeres por ser mujeres, el sentido común del machismo mexicano. Un comentario dice: “Esta historia está dirigida, parece escrita por un guionista de telenovela barata; el profesor puede ser culpable, pero merece un juicio, no un prejuicio, es injusto que sólo “mariana” [Marcela] hable, ¿cómo sabemos que la pasante no es una mentirosa?, porque, la verdad, a mí me suena bastante falsa. Y por cierto, el trabajo periodístico es patético, al sólo presentar un lado de la historia.” U otro como este: “Ellos mantuvieron una relación… es decir, ambos estuvieron de acuerdo en ello (las condiciones hubieran sido las mismas si fuera otro estudiante o trabajador o lo que fuere… las relaciones personales son decisiones personales, tanto como decidir quedarte o no en una relación autodestructiva y/ de codependencia), por circunstancias esta relación se vio implicada con la parte académica…. lo cierto es que falta la versión de él.”
Estas perspectivas que ponen en duda el testimonio de la víctima están, implícita o explícitamente, justificando los actos violentos de quienes agreden a las mujeres. En nuestra sociedad el común denominador es culpar a las víctimas por la violencia que se ejerce contra ellas; se piensa comúnmente que algo tuvieron que haber hecho para incitar a los hombres –a quienes se les considera incapaces de controlar sus impulsos violentos- a que las agredan y así, se descalifican sus testimonios. Poner en duda la palabra de la víctima, en principio y sin el conocimiento pleno de lo que le ha ocurrido, equivale no sólo a dejarla desamparada sino, sobre todo, a volver a violentarla. Pensar que “algo tuvo que haber hecho ella para ser agredida” o que “se quedó en una relación violenta porque ella así lo quiso” es culpar a la víctima de la violencia que recibió y, así, implica violentarla nuevamente. Quien sostiene en principio la duda y/o culpa a la víctima, ejerce la misma violencia que su agresor: “Arturo Noyola jamás dejó de culparme de lo ocurrido, como lo escribe en un correo del 31 de enero de 2008: ‘Pues sigue con tus miedos. Pero todo, todo, lo ocasionaste tú. Todo. Todo. Incluido aquello a que le tienes miedo, todo lo creaste tú. ¿No recuerdas el Arturo que era tuyo? ¿El anterior a tus puterías interminables con Fidel? ¿El anterior a tus humillaciones al hombre quien te hizo más mujer que ningún otro?’” Este es el discurso patriarcal que justifica la violencia hacia las mujeres. Este es el discurso que, sin ser totalmente consientes de ello, permea el sentido común de muchísima gente en nuestra sociedad.
La segunda cuestión que quiero mencionar refiriéndome al sentido común que permean los comentarios citados arriba, es la cuestión de creer que lo personal nada tiene que ver con la justicia, con las instituciones, con lo tradicionalmente pensado como lo público, con lo político. En tanto que estamos inmersas en relaciones de poder, por más tenues o aparentemente imperceptibles que sean, implica que nuestras decisiones personales no han de ser meramente personales, sino también políticas. Desde los años 60 y 70, las feministas se han empeñado en señalar que las relaciones entre los géneros no son neutrales, sino que están inscritas en una ideología de dominación masculina que establece cuáles han de ser nuestros particulares roles sexuales, culturales y sociales. Una relación entre un hombre y una mujer sostenida dentro de los parámetros de la ideología patriarcal es siempre una relación jerárquica, una relación donde el hombre posee un dominio y poder por encima de la mujer, aunque sea en un grado poco perceptible. Aunada a esta relación de poder que existe de por sí entre hombres y mujeres inscritos en una ideología de dominación masculina, existen otras relaciones de poder delimitadas en las instituciones en las que nos desenvolvemos cotidianamente y que se superponen a esta última: la relación maestro-alumna, la relación jefe-empleada, la relación proveedor-ama de casa, etc.
La situación que vivió Marcela Lagos fue dada en circunstancias de evidentes relaciones de poder, donde el dominio que ejerció contra ella el Lic. Noyola se sostenía en múltiples niveles. Así que, al estar inscritos en una ideología que sustenta y favorece ciertas relaciones de poder, esto es, las machistas, y aunado el poder que la institución, la UNAM, depositaba en él como catedrático, de ningún modo podemos afirmar que las decisiones de ambos tuvieran el mismo peso o que fueran meramente personales, o sea producto de sus particulares psicologías. Sus decisiones fueron y son, simultáneamente, políticas.
La denuncia que hizo Marcela Lagos fue un acto de resistencia y rebeldía a este poder sexuado, este poder de signo masculino, este poder que ha colonizado el interior de las personas y las ha disciplinado a ejercer ciertos roles que discriminan y violentan a las mujeres. Con su denuncia, Lagos se ha rebelado de su condición de víctima y se ha erigido como una heroína, una mujer pionera en la búsqueda del reconocimiento y defensa de los derechos humanos de las mujeres dentro de las universidades. Se ha convertido en un ejemplo a seguir. Y, en su rebeldía, Lagos no está sola. Se encuentra acompañada por colectivos feministas y por personas –mujeres y hombres- que como ella se han dado cuenta de que lo personal es político.
Una alumna de esta carrera, Marcela Lagos Ángeles, denunció ante las autoridades de la UNAM el pasado 24 de junio, con lujo de detalle y respaldo en evidencias audiovisuales, la violencia que ejerció contra ella y durante un lapso de alrededor de tres años el Lic. Arturo Noyola, con quien mantuvo una relación de noviazgo. Arturo Noyola se ha empeñado en hostigarla académicamente, respaldándose –según él- en su amistad con la Dra. Marcela Palma y el Dr. José Rubén Romero, para que no pueda lograr titularse ni encontrar quién le asesore su tesis. Su argumento es que Lagos le ha robado el tema de su tesis, argumento que no tiene fundamento académico y que, por el contrario, muestra su poco conocimiento de lo que implica la labor docente, que debe facilitar temas de investigación al alumnado, esto es, compartir y difundir el conocimiento. Noyola logró impedir que Lagos fuera asesorada por el Dr. Pablo Mora mediante intimidaciones dirigidas a ambos. El día en que ella fue a entrevistarse con el Dr. Mora, Noyola le escribió: “Sígase usted poniendo blusas como ésa que se puso para venir a ver a Pablo Mora, para que se le vieran esas tetotas en una tela pegadita. Es usted tan primaria, tan elemental, tan obvia.” Así, es evidente que el motivo de Noyola para entorpecer el proceso de titulación de su ex alumna y ex pareja, al usar su poder como docente y sus privilegiadas relaciones dentro de la Facultad de Filosofía y Letras, es de índole personal.
Desde inicios de su relación y hasta después de que concluyó, Noyola la ha violentado física y psicológicamente. Lagos relata: “El 19 de enero de 2008 por la mañana, me jaló el cabello, me pateó, me cacheteó y me escupió porque la noche anterior, durante una cena que organizó con unos amigos suyos, bailé durante un tiempo prolongado con uno de ellos.” Ese día Lagos logró escapar. Pero al día siguiente, cuando ella regresó a la casa de su agresor con la esperanza de hablar y arreglar el problema, al cerrar la puerta tras de ella, le dijo: “Todo está cerrado por si intentas escapar. No podrás. Te daré lo que te mereces por puta.” Ese día la golpeó brutalmente, la violentó sexualmente y amenazó con matarla. Al día siguiente Lagos levantó una averiguación previa en una Agencia del Ministerio Público de Coyoacán. Sin embargo, esta denuncia jamás concluyó en el castigo al agresor y tiempo después, a petición de Noyola, Lagos retiró la demanda. Siguieron con una relación más tormentosa y violenta que amorosa, durante el cual se separaron y reconciliaron en numerosas ocasiones. Al respecto Lagos dice: “Mi vida al lado del profesor Arturo Noyola fue verdaderamente un infierno y lo siguió siendo hasta hace pocas semanas debido a su permanente abuso psicológico. Comprendo que es difícil para la gente que no está dentro del círculo de violencia entender cómo es que una mujer permanece en una relación en la que sufre insultos, amenazas, menosprecio, humillaciones, vejaciones, golpes y absoluta negación de su ser. Yo misma no lo entendía antes de lo que sufrí. […] Hasta hace algunos días todavía quedaba en mí restos de culpabilidad sobre la conducta violenta que el profesor Arturo Noyola tuvo conmigo, sin embargo, saber que no he sido la única alumna que ha salido con él y que ha sufrido de su maltrato, me ha ayudado un poco en el proceso para liberarme del peso que cargaba sobre mí al sentirme responsable de su proceder cruel e implacable.”
Se conoce que Noyola ha sostenido relaciones sexuales y sentimentales con sus alumnas desde hace más de 20 años. Y, por sus propias palabras, piensa seguir seduciendo, o mejor dicho, acosando a sus alumnas. En un correo que le escribió a Lagos en diciembre del 2010, Noyola dice: “E iré con mis alumnas al centro. Y algunas después vendrán a mi casa a tomar una copa. Y verán el piano. Y verán mi guitarra. Y preguntarán. Y sabrán mi relación imposible con ambos instrumentos. Y verán mis discos. Y escucharán mi música. Y sentirán algo especial. Sentirán que conocieron a alguien especial. Una pequeña ramita verde empezará a florecer en el corazón de alguna… sólo necesito ser yo… así como usted sólo necesita ser usted… Pobre criada hija de criados, pobretona, sin clase, nacota, nalgapronta, chegueveresca… La Calzones Lagos Ángeles vive…”
Leyendo el testimonio de Marcela Lagos, escuchando los audios de las conversaciones telefónicas que mantuvo con el profesor Noyola y leyendo los correos electrónicos que éste le envía a su ex alumna y ex pareja, es innegable que Arturo Noyola no sólo es un hombre violento, sino que además es justo y necesario exigir el castigo que se merece por los crímenes que ha cometido.
Algunos comentarios que se han suscitado al respecto de la denuncia de la pasante de la UNAM en los medios electrónicos (Véase: http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=750725 y http://www.vanguardia.com.mx/alumnadelaunamacusaaprofesordegolpearla;tenianunarelacion-1039489.html) transparentan el sentido común de las personas que no entienden cómo las relaciones de poder en las que estamos insertas las mujeres en esta sociedad son, por lo general, relaciones no sólo sexuadas sino también violentas. En pocas palabras, transparentan el sentido común de quienes no saben qué es la violencia hacia las mujeres por ser mujeres, el sentido común del machismo mexicano. Un comentario dice: “Esta historia está dirigida, parece escrita por un guionista de telenovela barata; el profesor puede ser culpable, pero merece un juicio, no un prejuicio, es injusto que sólo “mariana” [Marcela] hable, ¿cómo sabemos que la pasante no es una mentirosa?, porque, la verdad, a mí me suena bastante falsa. Y por cierto, el trabajo periodístico es patético, al sólo presentar un lado de la historia.” U otro como este: “Ellos mantuvieron una relación… es decir, ambos estuvieron de acuerdo en ello (las condiciones hubieran sido las mismas si fuera otro estudiante o trabajador o lo que fuere… las relaciones personales son decisiones personales, tanto como decidir quedarte o no en una relación autodestructiva y/ de codependencia), por circunstancias esta relación se vio implicada con la parte académica…. lo cierto es que falta la versión de él.”
Estas perspectivas que ponen en duda el testimonio de la víctima están, implícita o explícitamente, justificando los actos violentos de quienes agreden a las mujeres. En nuestra sociedad el común denominador es culpar a las víctimas por la violencia que se ejerce contra ellas; se piensa comúnmente que algo tuvieron que haber hecho para incitar a los hombres –a quienes se les considera incapaces de controlar sus impulsos violentos- a que las agredan y así, se descalifican sus testimonios. Poner en duda la palabra de la víctima, en principio y sin el conocimiento pleno de lo que le ha ocurrido, equivale no sólo a dejarla desamparada sino, sobre todo, a volver a violentarla. Pensar que “algo tuvo que haber hecho ella para ser agredida” o que “se quedó en una relación violenta porque ella así lo quiso” es culpar a la víctima de la violencia que recibió y, así, implica violentarla nuevamente. Quien sostiene en principio la duda y/o culpa a la víctima, ejerce la misma violencia que su agresor: “Arturo Noyola jamás dejó de culparme de lo ocurrido, como lo escribe en un correo del 31 de enero de 2008: ‘Pues sigue con tus miedos. Pero todo, todo, lo ocasionaste tú. Todo. Todo. Incluido aquello a que le tienes miedo, todo lo creaste tú. ¿No recuerdas el Arturo que era tuyo? ¿El anterior a tus puterías interminables con Fidel? ¿El anterior a tus humillaciones al hombre quien te hizo más mujer que ningún otro?’” Este es el discurso patriarcal que justifica la violencia hacia las mujeres. Este es el discurso que, sin ser totalmente consientes de ello, permea el sentido común de muchísima gente en nuestra sociedad.
La segunda cuestión que quiero mencionar refiriéndome al sentido común que permean los comentarios citados arriba, es la cuestión de creer que lo personal nada tiene que ver con la justicia, con las instituciones, con lo tradicionalmente pensado como lo público, con lo político. En tanto que estamos inmersas en relaciones de poder, por más tenues o aparentemente imperceptibles que sean, implica que nuestras decisiones personales no han de ser meramente personales, sino también políticas. Desde los años 60 y 70, las feministas se han empeñado en señalar que las relaciones entre los géneros no son neutrales, sino que están inscritas en una ideología de dominación masculina que establece cuáles han de ser nuestros particulares roles sexuales, culturales y sociales. Una relación entre un hombre y una mujer sostenida dentro de los parámetros de la ideología patriarcal es siempre una relación jerárquica, una relación donde el hombre posee un dominio y poder por encima de la mujer, aunque sea en un grado poco perceptible. Aunada a esta relación de poder que existe de por sí entre hombres y mujeres inscritos en una ideología de dominación masculina, existen otras relaciones de poder delimitadas en las instituciones en las que nos desenvolvemos cotidianamente y que se superponen a esta última: la relación maestro-alumna, la relación jefe-empleada, la relación proveedor-ama de casa, etc.
La situación que vivió Marcela Lagos fue dada en circunstancias de evidentes relaciones de poder, donde el dominio que ejerció contra ella el Lic. Noyola se sostenía en múltiples niveles. Así que, al estar inscritos en una ideología que sustenta y favorece ciertas relaciones de poder, esto es, las machistas, y aunado el poder que la institución, la UNAM, depositaba en él como catedrático, de ningún modo podemos afirmar que las decisiones de ambos tuvieran el mismo peso o que fueran meramente personales, o sea producto de sus particulares psicologías. Sus decisiones fueron y son, simultáneamente, políticas.
La denuncia que hizo Marcela Lagos fue un acto de resistencia y rebeldía a este poder sexuado, este poder de signo masculino, este poder que ha colonizado el interior de las personas y las ha disciplinado a ejercer ciertos roles que discriminan y violentan a las mujeres. Con su denuncia, Lagos se ha rebelado de su condición de víctima y se ha erigido como una heroína, una mujer pionera en la búsqueda del reconocimiento y defensa de los derechos humanos de las mujeres dentro de las universidades. Se ha convertido en un ejemplo a seguir. Y, en su rebeldía, Lagos no está sola. Se encuentra acompañada por colectivos feministas y por personas –mujeres y hombres- que como ella se han dado cuenta de que lo personal es político.
Exigen la expulsión de profesor acusado de violentar alumnas en la UNAM
Los Colectivos Alí Somos Todas, No están solas y el Grupo Interdisciplinario Feminista se manifestaron hoy (8 de agosto) en Ciudad Universitaria para exigir la expulsión del Lic. Arturo Noyola Robles, quien ha sido denunciado por hostigar sexualmente, amenazar y golpear a mujeres estudiantes de la carrera de Lengua y Literatura Hispánicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Los colectivos partieron del Auditorio Che Guevara a las 12:40 de la tarde, pasando por los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras y las oficinas de la Coordinación de Lengua y Literatura Hispánicas, finalizando su recorrido en la puerta principal del edificio de Rectoría.
Vestidas de negro y el rostro cubierto con paliacates y antifaces morados, las manifestantes sostenían una manta con las consignas “¡Basta de violencia hacia las mujeres en las Universidades! ¡Fuera Agresores Sexuales! ¡Castigo a Arturo Noyola!”. A su paso pegaban carteles que contenían la denuncia y la fotografía del profesor. Ante miradas insólitas, felicitaciones y rostros sorprendidos, caminaron en silencio con un altavoz mediante el cual emitían una grabación con la lectura de un Pronunciamiento público entrecortado con pedazos de las grabaciones de llamadas telefónicas donde Arturo Noyola agrede verbalmente a la alumna que lo denunció el pasado 24 de junio.
Al llegar a la Coordinación de Lengua y Literatura Hispánicas fueron recibidas por Gabriel Linares, Jefe de Estudios Profesionales de la Facultad y Arturo Hernández, Secretario Técnico de esa Coordinación. Ante ellos habló una integrante del colectivo Alí Somos Todas y alumna del Posgrado en Antropología de la UNAM, describiendo la falta de sensibilidad que tienen las autoridades universitarias frente a las circunstancias de violencia que viven las mujeres al interior de la Universidad.
En respuesta, Gabriel Linares dijo que tuvieron conocimiento del caso de la estudiante que denunció a Arturo Noyola cuando ésta leyó su denuncia ante el Consejo Técnico de esta Facultad. Según informó, el Consejo Técnico llegó al acuerdo de suspender al Lic. Noyola durante el semestre que dio inicio el día de hoy. Al preguntarle si el profesor acusado regresará a impartir clases después de este periodo, contestó que depende del proceso de investigación al que lo someterá la Universidad. Señaló que la denuncia de la alumna estaba dirigida a otras instancias universitarias y que falta que éstas tomen las medidas que les corresponden. Arturo Hernández, por su parte, dijo que con gusto registrarán la tesis de la alumna y le asignarán una asesora.
En entrevista, el Mtro. Víctor Hernán Lara Zavala, catedrático de la carrera de Lengua y Literatura Hispanas, dijo conocer al Lic. Arturo Noyola y le pareció que es difícil y delicado hacer una acusación como la que sostienen los colectivos feministas. Puso en duda la veracidad de la acusación, pero se mostró favorable a que se investigue la culpabilidad o inocencia del acusado.
La alumna denunciante acusa a Arturo Noyola de impedirle su trámite de titulación por razones personales ya que sostuvieron una relación de noviazgo. Incrimina a Noyola de hostigamiento sexual y académico, de violencia psicológica y de haberla golpeado. Levantó en contra del acusado una averiguación previa en un Ministerio Público de la Delegación Coyoacán. Además de la denuncia que presentó ante autoridades de la UNAM el 24 de junio pasado, entregó material audiovisual que sustenta su testimonio: todos los correos electrónicos que el Lic. Arturo Noyola y ella han intercambiado en un lapso de tres años, varias grabaciones de llamadas telefónicas que sostuvieron y en las cuales Noyola agrede verbalmente a la alumna, y las fotografías de los golpes que le propinó el aún catedrático de la UNAM.
sábado, 13 de agosto de 2011
Pronunciamiento contra violencia de Arturo Noyola
A la comunidad estudiantil y académica de la
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Nacional Autónoma de México:
Pronunciamiento público
Quienes suscribimos esta carta nos pronunciamos en contra toda manifestación de violencia dentro de nuestros espacios universitarios; asimismo, nos solidarizamos con los y las estudiantes que se atrevieron a denunciar las numerosas agresiones, acoso académico y/o violencia, que el catedrático Arturo Noyola Robles ha ejercido durante su larga trayectoria como docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Consideramos que es necesario proteger a las y los estudiantes de la posibilidad de futuros ataques del agresor, a través de la visibilización de su conducta. Lo anterior, dado que sus actos violentos se han mantenido, hasta el día de hoy, en el silencio debido al miedo generado por el catedrático ante quienes sufrieron agresiones. En este sentido, apelamos a la solidaridad de estudiantes, profesores y trabajadores, para construir espacios universitarios libres de violencia hacia las mujeres en nuestra Facultad, que es cuna del humanismo en la universidad.
El pasado 24 de junio una pasante de la carrera de Lengua y Literaturas Hispánicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM leyó, durante la sesión del Consejo Técnico de la Facultad, una carta en la que denuncia al licenciado Arturo Noyola Robles, profesor de la asignatura de Literatura Mexicana del siglo XIX e investigador del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, IIB. La misiva da cuenta del abuso de poder que ha ejercido el profesor Noyola al interferir en el proceso de titulación de la denunciante, quien ha sido víctima de un evidente acoso académico. Tal uso de poder es únicamente la punta del iceberg que muestra una pequeña parte de lo que la compañera ha sufrido por parte del licenciado Noyola, y que también se relata en la carta,: la estudiante mantuvo una relación de noviazgo en la que sufrió golpes, insultos y amenazas. El caso de esta compañera es únicamente uno de muchos otros casos de la violencia que ha ejercido el licenciado Noyola contra otras mujeres.
Tenemos conocimiento de que el profesor Arturo Noyola Robles ha tenido la misma conducta agresiva por lo menos con otras cinco compañeras, ALUMNAS de la Facultad. Recientemente, golpeó a otra alumna con la que tenía una relación de noviazgo. Asimismo, hemos tenido comunicación con algunas de las mujeres que han sufrido la violencia del licenciado Arturo Noyola Robles y sabemos que ha mantenido esta conducta a lo largo de los años, sin que hasta ahora ninguna de las agredidas se atreviera a denunciar y sin que, en consecuencia, se tomen acciones pertinentes contra este profesor que se comporta como un depredador, al acecho de jóvenes, amparado en la invisibilidad de la violencia de género en los espacios universitarios.
El profesor Noyola se respalda en su figura de académico para ofender, insultar, agredir y amenzar a las estudiantes, e incluso a compañeros de la Facultad, aquí cabe mencionar que dos de ellos también presentaron una queja y leyeron sus cartas dentro de la sesión del Consejo Técnico antes mencionada.
Dado lo anterior, creemos que no se trata de un asunto personal o de un incidente aislado, que únicamente incumbe a las personas afectadas, se trata de un problema colectivo que atañe a toda la comunidad estudiantil, así como a las autoridades y académicos de la UNAM y a la sociedad en su conjunto. Vemos con preocupación la actitud de las autoridades ante las cuales se ha presentado el caso, como la Directora de la Facultad, Dra. Gloria Villegas Moreno o la coordinadora del Colegio de Letras Hispánicas, Dra. Marcela Palma Basualdo, de hacer caso omiso de la violencia ejercida contra la comunidad universitaria y, por lo tanto, de justificar la conducta del profesor al considerarla como parte de un ‘asunto personal’ y no contemplar que, por ética, una persona como el Lic. Arturo Noyola no debiera estar a cargo de la formación de estudiantes. Consideramos que la formación académica trasciende las aulas y que, por tanto, quienes están a cargo de esta labor deben mostrar un espíritu humanista, conducirse bajo actitudes y valores que permitan a los y las alumnas construir conocimiento bajo un clima relacional que garantice su seguridad y ser conscientes de la responsabilidad que implica el que sus acciones, tanto públicas como privadas, influye y afecta a muchas personas.
No podemos permitir que una persona que abusa de su poder como académico para, entre otras cosas, establecer reiteradas relaciones con las alumnas y posteriormente descargar su violencia contra ellas, continúe ejerciendo algún tipo de labor educativa dentro de nuestras aulas, ni dentro de cualquier recinto educativo de la UNAM. No podemos permitir que nuestra Universidad se convierta en un lugar que tolere este tipo de conductas violentas que afectan tanto a alumnas como a alumnos.
Ante la gravedad de los hechos y considerando que este profesor ha actuado sin ninguna ética, mínimamente requerida en cualquier académico de nuestra Máxima Casa de Estudios, la/os abajo firmantes exigimos la expulsión definitiva del licenciado Arturo Noyola Robles, tanto de la Facultad de Filosofía y Letras, así como del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, entidades a las que está adscrito dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México.
¡POR LA DIGNIDAD Y JUSTICIA UNIVERSITARIA!
¡POR EL CASTIGO A LA VIOLENCIA FÍSICA Y MORAL CONTRA LAS MUJERES!!
¡POR ESPACIOS UNIVERSITARIOS LIBRES DE VIOLENCIA!
¡PORQUE LO PERSONAL ES POLÍTICO!
¡FUERA LOS AGRESORES SEXUALES DE LA FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS!
¡POR UNA UNAM LIBRE DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES!
Estudiantes y profesoras de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Colectivas feministas: No están solas; Alisomos todas; Grupo Interdisciplinario Feminista.
Estudiantes de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Estudiantes y profesoras de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
C.c.p. Dr. José Narro Robles.- Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México.
C.c.p. Dra. Guadalupe Curiel Defossé.- Directora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas.
C.c.p. Dra. Gloria Villegas Moreno.- Directora de la Facultad de Filosofía y Letras.
C.c.p. Lic. Leoncio Lara Sáenz.- Defensor de los Derechos Universitarios.
C.c.p. Héctor Felipe Fix Fierro.- Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas.
C.c.p. Tribunal Universitario y Comisión de Honor de la UNAM.
C.c.p. Marcela Palma Basualdo.- Coordinadora del Colegio de Letras Hispánicas.
C.c.p. Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.
C.c.p. Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Nacional Autónoma de México:
Pronunciamiento público
Quienes suscribimos esta carta nos pronunciamos en contra toda manifestación de violencia dentro de nuestros espacios universitarios; asimismo, nos solidarizamos con los y las estudiantes que se atrevieron a denunciar las numerosas agresiones, acoso académico y/o violencia, que el catedrático Arturo Noyola Robles ha ejercido durante su larga trayectoria como docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Consideramos que es necesario proteger a las y los estudiantes de la posibilidad de futuros ataques del agresor, a través de la visibilización de su conducta. Lo anterior, dado que sus actos violentos se han mantenido, hasta el día de hoy, en el silencio debido al miedo generado por el catedrático ante quienes sufrieron agresiones. En este sentido, apelamos a la solidaridad de estudiantes, profesores y trabajadores, para construir espacios universitarios libres de violencia hacia las mujeres en nuestra Facultad, que es cuna del humanismo en la universidad.
El pasado 24 de junio una pasante de la carrera de Lengua y Literaturas Hispánicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM leyó, durante la sesión del Consejo Técnico de la Facultad, una carta en la que denuncia al licenciado Arturo Noyola Robles, profesor de la asignatura de Literatura Mexicana del siglo XIX e investigador del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, IIB. La misiva da cuenta del abuso de poder que ha ejercido el profesor Noyola al interferir en el proceso de titulación de la denunciante, quien ha sido víctima de un evidente acoso académico. Tal uso de poder es únicamente la punta del iceberg que muestra una pequeña parte de lo que la compañera ha sufrido por parte del licenciado Noyola, y que también se relata en la carta,: la estudiante mantuvo una relación de noviazgo en la que sufrió golpes, insultos y amenazas. El caso de esta compañera es únicamente uno de muchos otros casos de la violencia que ha ejercido el licenciado Noyola contra otras mujeres.
Tenemos conocimiento de que el profesor Arturo Noyola Robles ha tenido la misma conducta agresiva por lo menos con otras cinco compañeras, ALUMNAS de la Facultad. Recientemente, golpeó a otra alumna con la que tenía una relación de noviazgo. Asimismo, hemos tenido comunicación con algunas de las mujeres que han sufrido la violencia del licenciado Arturo Noyola Robles y sabemos que ha mantenido esta conducta a lo largo de los años, sin que hasta ahora ninguna de las agredidas se atreviera a denunciar y sin que, en consecuencia, se tomen acciones pertinentes contra este profesor que se comporta como un depredador, al acecho de jóvenes, amparado en la invisibilidad de la violencia de género en los espacios universitarios.
El profesor Noyola se respalda en su figura de académico para ofender, insultar, agredir y amenzar a las estudiantes, e incluso a compañeros de la Facultad, aquí cabe mencionar que dos de ellos también presentaron una queja y leyeron sus cartas dentro de la sesión del Consejo Técnico antes mencionada.
Dado lo anterior, creemos que no se trata de un asunto personal o de un incidente aislado, que únicamente incumbe a las personas afectadas, se trata de un problema colectivo que atañe a toda la comunidad estudiantil, así como a las autoridades y académicos de la UNAM y a la sociedad en su conjunto. Vemos con preocupación la actitud de las autoridades ante las cuales se ha presentado el caso, como la Directora de la Facultad, Dra. Gloria Villegas Moreno o la coordinadora del Colegio de Letras Hispánicas, Dra. Marcela Palma Basualdo, de hacer caso omiso de la violencia ejercida contra la comunidad universitaria y, por lo tanto, de justificar la conducta del profesor al considerarla como parte de un ‘asunto personal’ y no contemplar que, por ética, una persona como el Lic. Arturo Noyola no debiera estar a cargo de la formación de estudiantes. Consideramos que la formación académica trasciende las aulas y que, por tanto, quienes están a cargo de esta labor deben mostrar un espíritu humanista, conducirse bajo actitudes y valores que permitan a los y las alumnas construir conocimiento bajo un clima relacional que garantice su seguridad y ser conscientes de la responsabilidad que implica el que sus acciones, tanto públicas como privadas, influye y afecta a muchas personas.
No podemos permitir que una persona que abusa de su poder como académico para, entre otras cosas, establecer reiteradas relaciones con las alumnas y posteriormente descargar su violencia contra ellas, continúe ejerciendo algún tipo de labor educativa dentro de nuestras aulas, ni dentro de cualquier recinto educativo de la UNAM. No podemos permitir que nuestra Universidad se convierta en un lugar que tolere este tipo de conductas violentas que afectan tanto a alumnas como a alumnos.
Ante la gravedad de los hechos y considerando que este profesor ha actuado sin ninguna ética, mínimamente requerida en cualquier académico de nuestra Máxima Casa de Estudios, la/os abajo firmantes exigimos la expulsión definitiva del licenciado Arturo Noyola Robles, tanto de la Facultad de Filosofía y Letras, así como del Instituto de Investigaciones Bibliográficas, entidades a las que está adscrito dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México.
¡POR LA DIGNIDAD Y JUSTICIA UNIVERSITARIA!
¡POR EL CASTIGO A LA VIOLENCIA FÍSICA Y MORAL CONTRA LAS MUJERES!!
¡POR ESPACIOS UNIVERSITARIOS LIBRES DE VIOLENCIA!
¡PORQUE LO PERSONAL ES POLÍTICO!
¡FUERA LOS AGRESORES SEXUALES DE LA FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS!
¡POR UNA UNAM LIBRE DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES!
Estudiantes y profesoras de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Colectivas feministas: No están solas; Alisomos todas; Grupo Interdisciplinario Feminista.
Estudiantes de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Estudiantes y profesoras de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
C.c.p. Dr. José Narro Robles.- Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México.
C.c.p. Dra. Guadalupe Curiel Defossé.- Directora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas.
C.c.p. Dra. Gloria Villegas Moreno.- Directora de la Facultad de Filosofía y Letras.
C.c.p. Lic. Leoncio Lara Sáenz.- Defensor de los Derechos Universitarios.
C.c.p. Héctor Felipe Fix Fierro.- Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas.
C.c.p. Tribunal Universitario y Comisión de Honor de la UNAM.
C.c.p. Marcela Palma Basualdo.- Coordinadora del Colegio de Letras Hispánicas.
C.c.p. Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.
C.c.p. Comisión Nacional de Derechos Humanos.
ADHERENTES ‘POR UNA UNAM LIBRE DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES’
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