La valiente denuncia de Marcela Lagos en contra de la violencia, abuso y hostigamiento que ejerció en contra de ella el catedrático de la UNAM Arturo Noyola Robles, y su desafío a las autoridades universitarias para exigir justicia, ha dado pie a la fundación y organización de un nuevo movimiento feminista universitario, movimiento que ha logrado que se visibilice la violencia que existe hacia las mujeres dentro de las universidades y que se castigue institucionalmente al agresor de Lagos. Además, seguirá trabajando para lograr el bienestar y la seguridad de las mujeres universitarias.
Lagos vivió una tormentosa relación con Noyola, ex profesor de la Licenciatura de Letras y Literatura Hispánicas, quien abusó de su poder como hombre y como catedrático para violentar a Lagos mediante golpes, insultos, amenazas, intimidaciones y, finalmente, mediante hostigamiento académico con el propósito de que Lagos no concluyera con su proceso de titulación. El argumento que daba este profesor para justificar su violencia es que Lagos le robó el tema de su tesis. Sin embargo, ella desmiente esta aseveración y da pruebas contundentes que evidencian que el verdadero motivo del hostigamiento es personal.
El pasado 24 de junio, mediante una carta dirigida a las autoridades de la UNAM, Marcela Lagos narra su historia con el violento profesor y hace la denuncia para exponer las verdaderas razones detrás de los empeñados esfuerzos de Noyola para impedir que se titule. Desde inicios de su relación y hasta después de que concluyó, Noyola la ha violentado física y psicológicamente. Lagos relata: “El 19 de enero de 2008 por la mañana, me jaló el cabello, me pateó, me cacheteó y me escupió porque la noche anterior, durante una cena que organizó con unos amigos suyos, bailé durante un tiempo prolongado con uno de ellos.” Ese día Lagos logró escapar. Pero al día siguiente, cuando ella regresó a la casa de su agresor con la esperanza de hablar y arreglar el problema, al cerrar la puerta tras de ella, le dijo: “Todo está cerrado por si intentas escapar. No podrás. Te daré lo que te mereces por puta.” Ese día la golpeó brutalmente, la violentó sexualmente y amenazó con matarla. Al día siguiente Lagos levantó una averiguación previa en una Agencia del Ministerio Público de Coyoacán. Sin embargo, esta denuncia jamás concluyó en el castigo al agresor y tiempo después, a petición de Noyola, Lagos retiró la demanda.
Siguieron con una relación más tormentosa y violenta que amorosa, durante el cual se separaron y reconciliaron en numerosas ocasiones. Al respecto Lagos dice: “Mi vida al lado del profesor Arturo Noyola fue verdaderamente un infierno y lo siguió siendo hasta hace pocas semanas debido a su permanente abuso psicológico. Comprendo que es difícil para la gente que no está dentro del círculo de violencia entender cómo es que una mujer permanece en una relación en la que sufre insultos, amenazas, menosprecio, humillaciones, vejaciones, golpes y absoluta negación de su ser. Yo misma no lo entendía antes de lo que sufrí. […] Hasta hace algunos días todavía quedaba en mí restos de culpabilidad sobre la conducta violenta que el profesor Arturo Noyola tuvo conmigo, sin embargo, saber que no he sido la única alumna que ha salido con él y que ha sufrido de su maltrato, me ha ayudado un poco en el proceso para liberarme del peso que cargaba sobre mí al sentirme responsable de su proceder cruel e implacable.” Se conoce que Noyola ha sostenido relaciones sexuales y sentimentales con sus alumnas desde hace más de 20 años y, por sus propias palabras registradas en un correo electrónico que le dirige a Lagos, piensa seguir seduciendo, o mejor dicho, acosando a sus alumnas.
Ante las constantes amenazas e intimidaciones que Noyola continuaba dirigiéndole a ella y a los profesores a los que se acercaba para pedir que la asesoraran, Lagos tomó la valiente decisión de alzar la voz, denunciarlo por hostigamiento académico y exigir un alto a la violencia que sufría. El Consejo Técnico del Colegio de Letras le dio como respuesta la suspensión de Noyola por un semestre como medida precautoria mientras se investigaba su caso. Además, su carta fue dirigida, entre otras personas, al Rector José Narro Robles, a la Presidenta de la Comisión de Equidad de Género del Consejo Universitario, la Dra. Rosalba Casas Guerrero, y al Defensor de los Derechos Universitarios de la UNAM, el Dr. Leoncio Lara Sáenz. Durante las primeras semanas después de su denuncia, Lagos no recibió respuesta de ninguna de las instancias a las que había acudido. Cuando solicitó asesoría jurídica en la UNAM, el Director de Asuntos Jurídicos, Alejandro Fernández Varela, dispuso su caso para ser atendido por dos abogados de esta dirección. Éstos, a su vez, fueron de muy poca ayuda al quererla convencer de que no hiciera pública la denuncia y al desmotivarla diciéndole que era muy difícil lograr cualquier resolución a su favor dado que si levantaba una denuncia penal muy difícilmente la ganaría. Ante esta lamentable respuesta, Lagos se dirigió al Instituto Nacional de las Mujeres donde fue canalizada al Centro de Apoyo Sociojurídico a Víctimas de Delito Violento (ADEVI) de la PGJDF. En esta instancia del Gobierno del Distrito Federal, el Subdirector Jurídico Lucio Osornio Camacho le ofreció tratamiento psicológico, asesoría legal y el servicio de patrullaje policial alrededor de su casa.
Marcela Lagos no se quedó satisfecha e hizo pública su carta de denuncia mediante correo electrónico a todos los contactos que poseía dentro de la UNAM. Fue así como su carta llegó a las integrantes de las colectivas feministas Alí somos todas, Mujeres Universitarias en Auto reflexión Feminista y del Grupo Interdisciplinario Feminista, quienes inmediatamente se pusieron en contacto con Lagos para ofrecerle su respaldo y apoyo. A partir de las acciones conjuntas que organizaron para apoyar a Lagos y exigir que se le hiciera justicia, estas colectivas feministas conformaron la Red No Están Solas. Ante las insatisfactorias respuestas de las autoridades de la UNAM, esta red de organizaciones estudiantiles pertenecientes a la UNAM y la UAM redactó un Pronunciamiento Público en contra de toda manifestación de violencia dentro del espacio universitario y se solidarizaron con quienes tuvieron el valor de denunciar el hostigamiento académico y la violencia del catedrático Noyola, además de que exigían su expulsión de la Universidad. Comenzaron a divulgar el pronunciamiento público mediante las redes sociales y los pasillos de las universidades.El 10 de agosto pasado organizaron un evento de denuncia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, un skratch, en el cual las alumnas inconformes se manifestaron vestidas de negro y con el rostro cubierto con paliacates y antifaces morados, sosteniendo una manta con las consignas “¡Basta de violencia hacia las mujeres en las Universidades! ¡Fuera Agresores Sexuales! ¡Castigo a Arturo Noyola!”. A su paso pegaban carteles que contenían la denuncia y la fotografía del profesor. Caminaron en silencio con un altavoz mediante el cual emitían una grabación con la lectura de un Pronunciamiento Público entrecortado con pedazos de las grabaciones de llamadas telefónicas donde Arturo Noyola agrede verbalmente a Lagos.
Finalmente, Lagos acudió con la Secretaria de Equidad de Género del Programa Universitario del Estudios de Género, la Mtra. Ana Buquet, quien le ofreció su apoyo para ejercer presión para que las autoridades de la UNAM dieran respuesta a la denuncia. Ana Buquet señaló que hay un vacío institucional para proteger a las alumnas y mujeres que trabajan en la UNAM, ya que no existen los canales adecuados para tratar la violencia y el hostigamiento dentro de la Universidad.
Tras el ejemplo de Marcela Lagos, otras mujeres se han atrevido a denunciar a Arturo Noyola por hostigamiento sexual. Ahora se sabe que hace poco tiempo golpeó a otra alumna, hostigó a otras alumnas de manera verbal y salió a la luz el caso de una relación violenta que sostuvo con una alumna suya desde hace alrededor de 20 años.
El viernes 12 de agosto la Dirección General de Asuntos Jurídicos de la UNAM tomó la decisión jurídica de rescindirle el contrato a Arturo Noyola en toda instancia de la Universidad. Al martes siguiente les dieron a conocer el fallo a Lagos y a Noyola. Este último reaccionó enviando un correo de intimidación donde de nuevo insultaba a Lagos y la difamaba, con lenguaje clasista y misógino, para pedir solidaridad a su alumnado. Las colectivas feministas ven en Arturo Noyola a un potencial feminicida, por lo que no bajan la guardia.
Se piensa que la pronta respuesta de las autoridades de la UNAM fue motivada por la presión social e institucional que se ejerció para visibilizar el caso de Lagos, donde mujeres estudiantes y académicas se unieron para demandar una respuesta y exigir que se haga justicia. Queda la duda si se hubiera podido resolver el caso a favor de Lagos sin este esfuerzo organizado por parte de las estudiantes. Ahora que se sabe del fallo de la UNAM a favor de Lagos, las colectivas feministas y la propia Lagos han manifestado su agradecimiento hacia las autoridades de la UNAM y de las instancias académicas de la Facultad de Filosofía y Letras y del PUEG que posibilitaron esta resolución.
El hecho de visibilizar este caso de violencia hacia las mujeres en la Universidad, ha impulsado a que muchas otras personas -mujeres, estudiantes, trabajadoras, homosexuales y lesbianas- hablen acerca de los abusos, violencia, y discriminación que sufren dentro de los recintos universitarios, no sólo de la Universidad Nacional, sino de muchas otras Universidades del país. El fallo a favor de Lagos es ya un triunfo que muestra que es posible el castigo a los agresores, pero aún falta que las Universidades revisen sus códigos jurídicos e implementen los medios para que las denuncias puedan ser atendidas e investigadas con verdadera preocupación por las víctimas y con la seguridad de impartir justicia. El caso de Marcela Lagos muestra que la frase “la unión hace la fuerza” es certera y que es posible asegurar mejores condiciones para las mujeres universitarias al denunciar y hacer públicos los casos de violencia y acoso. Su historia ha abierto brecha para reconocer que las mujeres universitarias no están solas y que es posible satisfacer sus reclamos de justicia.
Bajo el argumento de plagio o copia de tesis y trabajos a los académicos les fastidian la vida amuchos estudiantes,utilizan su posición para desarrollar el espíritu chingativo dentro de las universidades, Ya basta !
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